El camión es un medio de transporte con motor destinado al transporte de cargas como por ejemplo mercanderías. Al contrario que pasa con los automóviles normales los camiones se suelen construir sobre un chasis que es una especie de estructura resistente. Existen muchos tipos de camiones, dependiendo del tipo de utilidad de los mismos: algunos son pequeños, otros medianos, muy utilizados en los trabajos destinados a la minería y otros grandes destinados al transporte de cargas pesadas. En este sentido los camiones se han especializado poco a poco a los diferentes trabajos a los que van destinados. Desde una caja hasta la forma ideal para transportar cualquier tipo de material, ya sea líquido, refrigerado, peligroso, abiertos, con grúas o por ejemplo cerrados.
¿Quién inventó el camión?
Hace algo más de cien años un señor denominado Gottlieb Daimler contruyó el primer camión de carga en la historia del automovilismo utilizado para el transporte de mercancías. En este sentido, cambió los caballos de tiro por un vehículo a vapor. Pronto comenzaron a utilizarse otros tipos de combustibles como la gasolina, el aceite para lámparas o el queroseno.
¿Cómo funciona el camión?
Para que el camión pueda funcionar tiene que tener un motor con combustible que sea calentado para que mediante las válvulas y los cilindros se comience a producir el movimiento necesario para el giro de las ruedas del camión . A lo largo de la historia se han dado diferente tipos de motores, como el de vapor, la gasolina o diésel, o los motores eléctricos en la era más reciente.
El combustible más utilizado para el funcionamiento de los camiones es el diesel. Esto es debido a varios motivos. En primer lugar es un combustible más barato que la gasolina normal, por otra parte da más potencia a la máquina y al mismo tiempo ofrece mayor torque, que es la potencia necesaria para el transporte de cargas pesadas, además son más robustos que un camión a gasolina. Además, cada vez contaminan menos y se adaptan muy bien ante condiciones adversas. Por ejemplo, la ausencia de un sistema de ignición para lograr la combustión permite a los motores diésel trabajar en condiciones adversas de temperatura o con un alto grado de humedad.